Mis abuelos Marita y Eugenio con mis bisabuelos María y Manuel y la familia Martínez Quesada

Eugenealogía

La palabra eugenealogía es un anagrama de mi nombre y mi afición favorita. Además por la raíz eu- (del griego bien) podría ser algo como la buena genealogía. Yo creo que existe una eugenealogía que trata de conocer a los que nos precedieron, saber de donde venimos, y no se queda en la acción de recoger datos como nombres, apellidos y fechas.

La genealogía puede ser descrita de muchas formas. Para mi es la forma de desarrollar mi apetito de buscador.

Hoy empiezo a escribir en este blog con la ilusión de que se convierta en un lugar de encuentro para otros buscadores como yo, interesados en nombres y apellidos, fechas y libros viejos.

Granada Noviembre 2011

23 de abril de 2019

¿Cómo va mi árbol genealógico?



Hace ya más de veinte años que empecé a buscar registros de mis familiares antepasados. Como ya he comentado en otras ocasiones, empecé apuntando en unas libretas los nombres y apellidos de mis familiares, sus fechas de nacimiento, matrimonio y defunción. Hasta donde pude los fui anotando basándome en mis propios recuerdos y preguntando a mis padres y tíos. Mis cuatro abuelos habían fallecido ya años atrás. Todos estos datos los fui contrastando con información basada en documentos escritos. Registros parroquiales como partidas de bautismo, matrimonio o defunción y también registros civiles, como actas de nacimiento, registros de propiedades, etc.

 

La recolección de estos documentos ha sido la piedra angular de mi investigación. Visité las parroquias de donde eran feligreses mis ascendientes. En Beniel, Murcia y Almansa, entre otras muchos. En numerosas ocasiones, escribí a los párrocos de las iglesias en cuestión, para solicitar partidas. Por este método conseguí las primeras generaciones de mis raíces.
El siglo XXI y el auge de internet han facilitado en gran medida mis pesquisas. La página Familysearch.org, propiedad de los mormones ha sido de gran ayuda. En efecto, esta búsqueda y clasificación de datos demográficos ha sido muy importante para mi estudio. Pero tan importante o más que la estructura de mi árbol genealógico es el contenido del edificio que estoy recreando. Datos sobre las vidas de las personas de mi genealogía. Sus fotos, donde vivían, a qué se dedicaron. Datos históricos contemporáneos de cada generación.
Debido a mi formación profesional en Ciencias de la Salud he llevado esta investigación siguiendo el método científico. Cada dato registrado es comprobado mediante documentos. Y siempre que se puede, por más de una fuente. Para mejorar en mi estudio genealógico, he ido adquiriendo habilidades de búsqueda por mí mismo, así como trasmitida por otros genealogistas que han compartido su propia experiencia. Pero además me he formado en el estudio de esta materia por medio del máster de Derecho Nobiliario y Premial, Heráldica y Genealogía de la UNED de Madrid que realicé en 2005.
En el año 1998 inicié mi árbol genealógico. Dos años más tarde, en enero de 2000 edité un libro titulado “Árbol genealógico de la familia Coll del Rey”. Esta obra no fue publicada ni comercializada. Tan solo imprimí unos cuantos ejemplares que repartí entre mis familiares. Pero también he realizado otros proyectos dentro la misma disciplina. En el año 2005 durante la realización del citado máster inicié otra investigación sobre los descendientes de Melchor Coll y María Boscada. Procedentes de Valencia, a mediados del siglo XVIII se instalaron en Beniel y dieron una gran descendencia. Son responsables de la aparición y dispersión del apellido Coll por toda la Región de Murcia. Como resultado de este estudio, en el año 2014 publiqué “El origen del apellido Coll en Beniel”

Después de la edición y publicación de esta obra, reanudé mi investigación sobre la genealogía de los hermanos Coll del Rey. Como resultado de este extenso trabajo en enero de 2018 publiqué el libro “Bisabuelos de mis bisabuelos”.
Estas publicaciones son el resultado visible del progreso de mi investigación. Sin embargo, por mi parte no he dejado de investigar. Al contrario. Ahora que he plasmado en libros los mayores resultados conseguidos, me centro totalmente en seguir investigando sin interrupciones.
En los foros de genealogía a través de las redes sociales se comenta entre los investigadores los avances que hemos hecho en nuestro trabajo. En esas ocasiones, tendemos a lucirnos con nuestros logros, en un esfuerzo por impresionar a los que tienen su trabajo en un estadio inicial. Sacamos pecho y alardeamos de la cantidad de datos que hemos conseguido hasta la fecha. No pienso criticar negativamente esta actitud. Presumir es muy humano, y en mi opinión no es algo negativo necesariamente. Porque junto con estas demostraciones del valor de nuestras búsquedas, también intercambiamos ayuda para descifrar documentos, consejos sobre qué programa informático utiliza cada uno y cuál puede ser mejor, sobre cómo y dónde buscar datos, etcétera.

Recientemente en el foro de Facebook Genealogía Castilla La Mancha, se propuso una pregunta; ¿Cuántos antepasados tienes en tu árbol? Esta pregunta comenzó un hilo de intervenciones de muchos de los que colaboramos en este y otros foros de genealogía. Todos íbamos diciendo cifras de antepasados directos y de colaterales más o menos extensas, con las expresiones de Me gusta o Me asombra, ante unas y otras respuestas.


 Es una pregunta muy concreta y así mismo la hemos contestado. Sin embargo yo me fijaría más no en el número de antepasados sino en la calidad de nuestra investigación. No en lo largas que tenga las ramas nuestro árbol, si no lo frondoso que sea. Me refiero a que lo más pertinente para conocer el estado de un estudio de genealogía sería preguntarse cuántas generaciones has completado, y cuánto conoces de los antepasados citados en tu árbol.



Para aclarar cómo va mi investigación voy a exponer un gráfico sobre datos de la misma generado con el programa Sistema General de Documentación Familiar GDS de Marshall System.


En el gráfico anterior hay una exposición clara del contenido de mi investigación en cifras. Una columna define las generaciones nombradas con números romanos, siendo la generación II la de mis padres. Hay una columna de Antepasados esperados, y otra de Antepasados encontrados. Esto tiene muy fácil explicación. En un estudio genealógico descendente no sabemos cuántas personas integran cada generación porque ignoramos cuántos hijos tuvo cada pareja. Lo contrario ocurre con una genealogía ascendente. Siempre se conoce el número de personas que forman cada generación; dos padres, cuatro abuelos, ocho bisabuelos, etcétera. Aunque la investigación intenta poner nombres, apellidos y fechas a ese número de personas esperado en cada línea del tiempo. En la tabla podemos leer que hasta la generación VI, el árbol genealógico está terminado respecto de la identificación de mis antepasados. Las generaciones VII, VIII y IX están bastante completas, pero a partir de la décima generación faltan muchos nombres por localizar en los libros viejos y otros documentos.
Otro tema importante para describir en qué punto está la investigación es que de las cinco primeras generaciones, he conseguido extensas biografías de cada uno de los integrantes, incluyendo muchas fotografías aportadas por mis familiares y también anécdotas y datos de sus vidas. Esto nos ayuda a conocer un poco más a esas personas que integran el árbol genealógico de los hermanos Coll del Rey. Mis 7 hermanos y yo mismo como generación nº 1, mis padres, mis 4 abuelos, mis 8 bisabuelos y mis 16 tatarabuelos.

 Por lo tanto queda mucho trabajo por hacer en este estudio. Por un lado quiero conocer los nombres apellidos y cuantos datos pueda de la mayor parte de mis antepasados. Al menos hasta donde los registros me lo permitan. Por otro lado, voy a seguir profundizando en el conocimiento sobre la vida de mis antecesores más cercanos, hasta donde los pueda estudiar.
Soy consciente de que en muchas ramas, la búsqueda se ha interrumpido definitivamente. Hay  puntos muertos de la investigación debido a falta de libros parroquiales por expolio o por incendios fortuitos. O en el mejor de los casos, tan solo se trata de interrupciones debidas a que los registros disponibles no están digitalizados- En estos casos debería desplazarme al lugar donde se encuentra el archivo para seguir investigando. Es bueno que tengamos claro, por qué existen atascos en nuestro estudio genealógico, y si tiene solución. También sé que no terminaré esta investigación durante mi vida. Es un trabajo que debería retomar algún otro aficionado a la genealogía perteneciente a la misma familia, sea descendiente mío o de cualquiera de mis ramas colaterales. Es por ello que considero importante dejar constancia escrita de mi estudio.

En mi archivo genealógico, he ido coleccionando una serie de libretas manuscritas donde reflejo los esfuerzos que he hecho a lo largo de los años y los resultados obtenidos de mi investigación. Servirán como guía, o al menos como explicación de la organización de mi trabajo para un futuro investigador. Con la era digital, y por razones de preservación y economía de espacio, esta información la ha volcado en mi ordenador, como copias escaneadas de dichas libretas, y también como multitud de textos y notas digitales acumuladas en mi disco duro.
Espero que alguna vez le sirvan a alguien más, como a mí me han sido útiles.



¿Te habías planteado alguna vez así tu investigación?

¿Cómo va tu árbol genealógico?